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Miercoles 04 de Noviembre de 2015
Recuerdo Memorable de Mamama
“Mamama” (como todos sus nietos la llamaban), fue una mujer fuerte, independiente y una moderna abuelita. Su inmensa sabiduría, experiencia y paciencia, combinada con su forma peculiar de ver la vida, la hicieron única y genuina. Ella estaba constantemente motivando no sólo a sus hijas, nietas o bisnietas, también lo hacía con cada mujer que cruzaba su camino, a trabajar, ganar y ahorrar su dinero para cuando lleguen situaciones imprevistas. Ella sabía perfectamente que las mujeres son los cimientos de cada hogar.
Mamama o Dora, nació el 29 de Julio de 1923 en una pequeña ciudad llamada Pisco. Por coincidencia ella nació el mismo día en que todo el país celebra la Independencia del Perú-quizás por ello ella tenía una forma de pensar tan independiente y diferente. Dora fue la segunda hija de Matias Calderón y Domitila Borda y cuando tenía sòlo 8 años sus padres la matricularon en el Lima High School, tuviendo que mudarse a Lima sin ningún conocimiento del idioma inglés. Después de un año, como alumna interna, Dora aprendió inglés e hizo amigas para toda la vida. Ella pasó los siguientes siete años en este colegio donde aprendió como mantener un hogar, a cocinar, a preparar postres, a pintar, aprendió taquigrafía, mecanografía y contabilidad, herramientas que más tarde puso en practica y la ayudaron a ser una mujer independiente.
En el año 1940, durante la época de la Segunda Guerra Mundial, el sueño de Dora era convertirse en enfermera. Ella ganó una beca para estudiar en los Estados Unidos pero lamentablemente su madre no permitió que ella se fuera y Dora se quedo muy triste y con el corazón roto. Por aquella época en el Perú, y especialmente en la pequeña ciudad de Pisco, la mayoría de las mujeres tenían como meta casarse y tener hijos; pero ella no quería casarse. Luego de terminar sus estudios secundarios a los 17 años, regresó a Pisco y comenzó a trabajar como profesora de inglés. Ella estaba muy emocionada con la idea de hacer dinero. Dora colocó un aviso en la única sala de cine que Pisco que decía: “Señorita joven que viene de Lima con conocimientos del idioma inglés, ofrece clases para toda persona interesada en aprender.” El aviso era proyectado en la pantalla grande antes de cada película y tuvo mucho éxito en ello. Mucha gente de la pequeña ciudad estaba muy intrigada con las clases y con aquella valiente mujer; uno de ellos fue el abuelo Mario. Mario Benavides trabajaba como contador en la estación de tren de Pisco. El y cuatro amigos intrigados por el anuncio se unieron a tomar las clases. Todos ellos competían para ganar la apuesta de convertirse en el enamorado de la bella y joven profesora de inglés.
A la edad de 18, la vida de Dora transcurre entre las clases de inglés en su casa y clases en un colegio privado. En casa, Mario y sus amigos la hacían pasar momentos duros cuando le hacían bromas y preguntas difíciles haciéndola sonrojar una y otra vez. Ella trataba de ser firme y estricta con ellos, pero el bromista de Mario terminó por conquistar su corazón. Seis meses más tarde, Mario y Dora estaban locamente enamorados, ellos se comprometieron y se luego se casaron dos años más tarde en la Catedral de Pisco el 26 de Diciembre de 1943.
Mario no quiso que Dora trabajara. El se convirtió en el Gerente General del ferrocarril en la ciudad de Pisco y luego en la ciudad de Paita. Juntos tuvieron 5 hijos. Su excelente sueldo proveía de comodidades y status a toda la familia; sin embargo un día el destino de la familia Benavides cambiaría para siempre. Mario tuvo un accidente que lastimó su columna y estuvo con fuertes dolores por muchos meses, tuvo que renunciar a su trabajo y toda la familia se mudo a Lima donde Mario podría recibir los tratamientos médicos necesarios. El no pudo volver a trabajar a raíz de este accidente y Dora se vio forzada a trabajar a la edad de 37 años. Comenzó preparando pastel de manzana y muy pronto toda la familia se vio envuelta en el negocio; el comedor y la sala del pequeño departamento se convirtieron en almacenes provisionales de harina, margarina, azúcar, etc. La demanda de los pasteles de manzana creció tanto que Dora tuvo que incrementar la variedad de sus pasteles; ella comenzó hacer tortas de cumpleaños y de matrimonio. Después de algunos años de trabajo duro y dedicado, la familia Benavides se mudó a una nueva y linda casa. Dora tenía 45 años, los niños se convirtieron en adultos, y Mario apoyaba el negocio familiar.
Un día mientras miraba su programa favorito: “Cocinando con Teresa Ocampo,” una carta de una televidente fue leída en el programa la cual preguntaba por una vieja receta que provenía de Pisco. Teresa preguntó a la tele audiencia por ayuda. Dora escribió una carta haciéndole saber que ella sabia la receta. Poco tiempo después, Teresa y Dora se conocieron y se convirtieron muy buenas amigas. Teresa invitó a Dora a su programa televisivo y Dora comenzó a cocinar y preparar postres en televisión. En ese tiempo ella tenia 50 años y con su propio programa de televisión una vez por semana. Todas las mujeres estaban fascinadas y animadas por ella, ella decía todo el tiempo: “Una mujer que trabaja con sus manos, nunca va a pasar hambre.” El programa recibía muchas cartas de las televidentes que reclamaban que Dora apareciera en el programa más seguido. Hubo muchas veces en que Dora estuvo a cargo del programa de Teresa por muchas semanas. Al mismo tiempo ella comenzó a trabajar desde casa dando clases de cocina a amas de casa quienes querían ganar su propio dinero. Tenía grupos de cocina básicos y avanzados; durante los veranos daba clases a niñas. Además de las clases, ella continuaba haciendo hermosas tortas de novias que la harían famosa. Mario estuvo a cargo de hacer las bases y los circuitos eléctricos de las tortas así como de entregar las mismas.
Hasta que un fatídico día, el primero de Octubre de 1988, cuando Dora tenía 65 años, Mario murió de un ataque al corazón. El amor de toda su vida, su mejor amigo y su mano derecha se había ido para siempre. Ella pasó dos meses lejos de casa con su hija mayor Betty. La muerte de Mario definitivamente afectó su vida. Después de ello, dejó de hacer los programas en televisión y a pesar de la tristeza ella comenzó de nuevo a trabajar desde casa. Desafortunadamente, su salud fue deteriorándose ya que no era una mujer joven. Sin embargo ella comenzó hacer pasteles desde casa y su hija mayor Betty se mudó con ella para ayudarla con las entregas.
A la edad de 72, Dora tuvo la idea de colocar un pequeño café en su casa y contando con la ayuda de Betty fueron capaces de hacerlo. Ellas hicieron diversos tipos de sándwiches, pasteles, café y te. En el verano, trabajaban haciendo jugo de frutas y cremoladas.
Los años pasaron y la salud de Dora gradualmente se deterioró, ella tuvo que acostumbrarse a usar andador y pocos años después usar una silla de ruedas. Poco tiempo después de cumplir 90 años, Dora tenía que pasar largos periodos de tiempo echada en su cama. Su hija Betty, como enfermera profesional, le dió los mejores cuidados posibles hasta el día en que nos dejó, el 31 de Octubre del 2015 cuando tenía 92 años.
Durante toda su vida, su mejor cualidad fue su habilidad de mantener un corazón y alma joven, mantener la fe aún cuando se tenía un futuro incierto y su fuerte deseo de trabajar. Su legado: cinco hijos profesionales, 16 nietos, 17 bisnietos, un tataranieto y muchas mujeres que aprendieron de ella la habilidad de trabajar y ser independientes.
"Mamama fue mi mentora y un ejemplo a seguir. Ella fue mi abuela, madrina y guía, ella me apoyó en seguir mi carrera y sobre todo, me motivó a ser una pensadora independiente. Gracias Mamama por haber sido parte de mi vida."